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Un apellido que sabe a Europa.

Los Battenberg, de origen alemán, llegaron al Reino Unido a través de una serie de matrimonios, tan habituales entre las dinastías europeas a lo largo de los siglos. Sin embargo, en 1917 -durante la I Guerra Mundial, con Alemania y Gran Bretaña enfrentadas- la crispación social en torno a las personalidades germanas en Reino Unido era máxima. Así, la rama inglesa de los Battenberg, previa aprobación del gobierno, cambió la versión de su apellido por Mountbatten. Con todo, algunos Battenberg siguieron usando el apellido original, como Victoria Eugenia, Reina Consorte de España tras su matrimonio con Alfonso XIII.

 

Los Battenberg no solo se casaron con británicos y españoles. Algunos contrajeron matrimonio con miembros de la dinastía rusa, también de la corona danesa y, por supuesto, de la griega. Así, la Reina Victoria I de Reino Unido -figura icónica de la sociedad británica del siglo XIX- vio cómo su familia iba creciendo cada vez más, lo que le otorgó, gracias a sus más de 50 nietos repartidos por todo el continente europeo, el sobrenombre de “abuela de Europa”.

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Los Battenberg, cuyos lazos les llevaron a extender su apellido por todo el viejo continente, tienen en la figura de Philip Mountbatten a su miembro más emblemático, conocido como Felipe de Edimburgo, Rey Consorte de Inglaterra después de su mediático casamiento con la Reina Isabel II.

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Philip Mountbatten, nacido como Felipe de Grecia y Dinamarca, era el legítimo heredero al trono de Grecia. Eso, antes de que la

monarquía fuese disuelta y sus integrantes exiliados. Philip, que pasó la mayor parte de su infancia en Reino Unido, pronto se

empapó de las costumbres británicas. Tomaba el té a las cinco, jugaba al polo y, como no podía ser de otra manera, vestía siempre con icónicos estampados y tejidos británicos: cuadro escocés, pata de gallo o príncipe de gales. Bajo la tutela de su tía Luisa de Mountbatten, decidió alistarse en la marina británica, llegando al rango de teniente.

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Por aquel entonces, Philip había conseguido ser tan británico que era habitual verlo en los círculos más próximos a la familia real y en 1947 pasó a ser el Duque de Edimburgo, después de su casamiento con Elisabeth Windsor, heredera al trono del Reino Unido. Su personalidad, su carisma y su controvertida figura no han dejado indiferente a nadie. Seis décadas de reinado no han servido para olvidar sus raíces griegas, danesas y alemanas. La casa Windsor, Casa Real británica, ha pasado a llamarse Windsor-Mountbatten.

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